Penélope
Era un
simple ruido en medio de la oscuridad, un flexo tintineante y algún paso por el
fondo del pasillo. Y en medio de todo el silencio, roto por su respiración y la
música que sus dedos convertían el sonido en letras y estás en una palabra. Una
tras otra formaban el árbol que como hojas eran las frases de la historia de amor
que guardaba entre su pecho, los sentimientos que hacían que se fuese con
lagrimas a la cama y deseara no despertarse por la mañana. Podía pasarse las
horas de la noche sin que el cansancio ocupara su pensamiento lo único que le
importaba era llegar a terminar un nuevo capítulo que pudiera sanear lo que
durante su sueño había abierto en su pecho y como una obsesión sentía que era
lo único que le hacía seguir con su vida . Cuando los rayos despuntaban secaba
las hojas y cuidadosamente las unía a lo que la noche anterior había tejido con
su pensamiento y se imaginaba que la historia era como un inmenso tapiz en el
cual mostraría al mundo cuando estuviese acabado, más ni siquiera conocía el
final de su propia historia.
y con la noche rozando de nuevo las cristaleras de
su habitación volvía a sentarse frente a
su teclado esperando continuar, las primeras horas se las pasaba releyendo lo
escrito y justo cuando pensaba en colocar la siguiente palabra que enlazará con
la continuación decidía que necesitaba volver a empezar. Colocaba los antiguos
escritos en el fondo de un cajón y ponía un titulo diferente para la misma
historia, aquella que comenzó ya hace
algún tiempo, pues los folios se habían amarilleado y las teclas de su máquina
se enganchaban sin colocar la letra elegida.
Algunas noches la furia del agua golpeaba los
cristales de su habitación y era con ese traqueteo cuando encontraba la tranquilidad y el refugio. Soñaba con el mar y recordaba la temporada en
que siempre portaba sus manuscritos consigo, allí donde estuviera, contando las
historias más diversas que pudiera imaginar. Paseaba por calles que en su noche
se transformaban en laberintos de piedra de los cuales no podía salir sin
encontrarse con su pensamiento en medio del laberinto vivía su bestia a veces
se perdía y necesitaba del reflejo dorado del hilo para salir, otras se
enfrentaba con un espejo que deformara esa idea y le proporcionará la intriga
que necesitaba en su mañana. Como pequeñas tortugas lentamente las ideas
surgían de su mente hacia su escritorio y de ahí al papel impoluto de las
páginas que deseaba vivir. Pero las libretas se encontraban en algún lugar del
recuerdo, podría encontrarlas en el viento,
si las lenguas del fuego no las hubiesen destruido.
Aquella
tarde las frases fueron veneno y la tinta se borró en contacto con la furia y
el odio. Pues se juntaron las chispas que prendieron una historia en mil
pedazos y volaron por el aire como mil mariposas que entre sus alas solo
transportaban un abecedario de ideas y mundos de literatura sin punto y final.
Letra a letras creaba una frase y de ella una oración quizás un párrafo , un
verso , una prosa o tan solo ideas inconexas pero en ocasiones eran realidades
basadas en sueños , sentimientos ahogados en tazas de café, iluminadas por las
sombras de la noche , ahogadas en lagrimas del cielo. Al fondo del pasillo se
encontraba algún disco dando vueltas, acompañando su velada y en su cama una silueta
esperaba a que el sonido cesara y la historia acabara. Tan solo para poder refugiarse entre sus cuerpos y
olvidarse un rato de las horas.
..Mery...